sábado, 26 de febrero de 2011

Al inicio del tour, usted dijo que esto era un desafío. Después de todo este tiempo, ¿ganó ese desafío?

Al inicio del tour, usted dijo que esto era un desafío. Después de todo este tiempo, ¿ganó ese desafío?

"¿Si gané el desafío? Todavía estoy explorando con la orquesta, después de noventa shows o tal vez más, y en Chile probablemente llegaré a los cien. Entonces en esencia es algo que está en evolución permanente y cada día es un poco diferente. A la larga, es divertido esto de no estar en un solo lugar. Me gusta estar descubriendo cosas nuevas. Por lo tanto, puedo decir que sí, gané".

RUSOS Y VAQUEROS. Un par de horas después de esta entrevista, Sting comandará su tercer recital en tierras australianas. "Symphonicity Tour" tiene la resonancia grandilocuente de una banda sonora, mucho violín, cellos, instrumentos de bronce, pero, curiosamente, alcanza el nivel de intimidad de una sesión de jazz, por lo demás, una de las primeras pasiones del músico. Energía sincopada, entrelazada en un orden más bien académico, que agarra aún más toques propios cuando el cantante introduce algunas canciones con referencias personales. Para su tema "Russians", de 1985, una historia que habla sobre el amor por los niños al otro lado de la Cortina de Hierro, en plena Guerra Fría, el hombre se inspiró en esto: "Tenía un amigo científico y él había inventado un aparato que, entre otras cosas, servía para captar las señales de la TV rusa. Un noche me invita a ver televisión, llevamos cerveza y nos emborrachamos viendo programación infantil rusa. Por la diferencia de hora no podíamos ver otra cosa y ahí me di cuenta de que era una cosa genial, hecha con mucho amor y que, pese a las diferencias, uno compartía esto con ellos: el amor por nuestros hijos". el tiempo

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Sting

Nada mal para algo que nació hace un par de años, cuando le hicieron una oferta que no pudo rechazar: grabar sus canciones con la Orquesta Sinfónica de Chicago. "Este desafío me resultó excitante y, para ser honesto, me hizo sentir un poco nervioso", dice. Aunque hay que ser claros con algo: el hombre siempre ha sentido una afinidad con la música clásica.

Cuando era más joven estudió repertorio para guitarra española e hizo práctica diaria con selecciones de J.S. Bach. "Me gusta la travesía de descubrimiento de la música. Siempre está revelando algo nuevo. Entonces exploré diferentes modos, trabajé duro con la orquesta sinfónica, lo que fue interesante y entretenido". el tiempo

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Bienvenido calor

Bienvenido calor. Hace sólo unos minutos el cantante ha ingresado a su camerino. El ensayo con más de 60 músicos en escena terminó, su polera tiene algo de sudor y el británico, de 59 años, sufre del mismo síndrome que varios de sus maduros colegas rockeros: el síndrome Benjamin Button. A mayor edad, más look juvenil. Pero pese a su dominante actitud adolescente, hay que sumar un factor no menor: un respetable aire de tranquilidad. ¿Paz interior producto de sus muchas horas de yoga y de buscar el estado zen o simplemente las buenas maneras del inglés en Sydney?

Lo más probable, todas las anteriores. "Llevo trabajando con el hombre todo este tour y jamás, jamás lo he visto enojado", decía momentos antes Julie, la productora tatuada. El reflejo y prueba más evidente del innegable aire sereno que emana Sting es la pulcra y musicalmente balanceada puesta en escena de su cancionero en clave sinfónica. Una idea que le ha reportado shows a tablero vuelto en ciudades de prácticamente todo el mundo.el tiempo

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